lunes, 9 de febrero de 2015

Soluciones eficientes en desarrollo de proyectos

    En primer lugar quiero pedir disculpas por el retraso de la publicación de la nueva entrada en el blog. Al ser un novato, estoy trabajando en varios artículos simultáneamente y no me había centrado definitivamente en uno. Así que para comenzar he decidido publicar un post un poco más subjetivo.

    ¿En cuántas ocasiones vamos paseando y nos percatamos de que las calles tienen una farola en medio de una acera impidiendo el paso normal de los peatones, o si por casualidad existe una rampa para salvar un desnivel para personas de movilidad reducida, ésta tiene una inclinación que hace impracticable su uso? Estos dos ejemplos son sólo dos situaciones que nos encontramos frecuentemente de un largo listado que muchas veces los equipos técnicos no tienen en cuenta a la hora de proyectar.

    Es curioso observar como se adjudican numerosas obras con presupuestos estratosféricos, más que inflados diría yo, y se ven errores de bulto tras su ejecución que son inexplicables y que, normalmente, su solución conlleva otra obra adicional. A parte del nuevo capital empleado para ello, se suma un nuevo foco de emisión de contaminación atmosférica en todos los sentidos y un uso de consumibles innecesarios, no sólo en la propia obra sino en todo el proceso de elaboración y logística de sus elementos.



    Hago esta reflexión asunto de que hace un par de meses escuché que en la obra de rehabilitación del Paseo de San Telmo en el Puerto de la Cruz se había formalizado una queja porque no se va a instalar ninguna medida para salvar las numerosas escaleras existentes y que se mantendrán tal cual tras la obra. Por tanto, cualquier persona en silla de ruedas, familias con carritos u otras personas con dificultades, tendrán que dar una vuelta considerable alejándose del paseo principal. Algo injusto a mi parecer.

    ¿Y qué alegan al respecto las partes implicadas? Pues que no se oponen pero que haría falta un nuevo proyecto y aprobar una nueva partida presupuestaria a tal efecto. Para que nos entendamos, lo que quieren decir es que se hace la obra como estaba previsto y ya dentro de un par de años, si se tiene a bien, se vuelve a romper la vía para ejecutar la adaptación. Estas cosas tendrían que haber estado previstas desde la fase de proyecto de la obra inicial.

    Este es solo un ejemplo de las numerosas barbaridades que se ven actualmente en nuestras calles. Por ello, quiero desde aquí hacer un llamamiento a mis compañeros de profesión para luchar desde un inicio para que los planteamientos de los proyectos que redactemos o ejecutemos sean eficientes y su objetivo es que sean funcionales y mejoren las condiciones existentes teniendo en cuenta su uso y las personas que emplearán esas instalaciones.

    Debemos ser elementos activos y protagonistas en el desarrollo de la sociedad permitiendo la integración de todas las personas sin distinción. Además, es nuestra obligación evitar la creación de vicios ocultos haciendo un minucioso estudio previo al desarrollo del proyecto para tener en cuenta todos estos aspectos. Y no menos importante, debemos usar un vocabulario consecuente que garantice el respeto hacia todas ellas. Por ejemplo, entre otros términos, no se dice discapacitado o minusválido sino persona con discapacidad o si tuviera alguna discapacidad física más concretamente, podemos decir persona con movilidad reducida.

    Espero que esta reflexión sirva para generar un pequeño debate y ayude a concienciar a toda la población y, especialmente a mis compañeros de profesión, de la importancia de hacer bien nuestras tareas y de manera rigurosa y consecuente. 

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